Autocuidados para el psicólogo
El cuidado según la Real Academia de la Lengua española (RAE) es la ‘solicitud o atención para hacer bien algo’. El prefijo auto, quiere decir según esta, ‘propio o por uno mismo’. Entonces, el autocuidado sería aquella atención que nos otorgamos para que estemos bien.
Si lo centramos en el psicólogo, el autocuidado tendría que ver con proporcionarnos bienestar a través de determinadas prácticas. Se trata de atender nuestra salud de manera integral. Hay varios caminos. Veamos:
1. Autoconocimiento, una forma de los autocuidados para el psicólogo
El autoconocimiento es una actividad que todos practicamos en diferente medida. Deriva tanto de la experiencia como de la meta experiencia. En los psicólogos se trata de una actividad con una importancia especial: es muy positivo para nuestra profesión no despistarnos, evitar caer en la tentación de proyectar una parte de eso que conocemos de nosotros sobre el otro.
Por otro lado, el autoconocimiento a nivel profesional también nos dirá a qué clientes vamos a poder ayudar y cuál será mejor que derivemos. Hablamos de una habilidad especialmente valiosa en la práctica clínica.
2. Autocontrol
Otro de los autocuidados para el psicólogo es el autocontrol. Según la RAE tiene que ver con ‘nuestra capacidad de dominio sobre nosotros’ y con ‘la evaluación o valoración de nuestros conocimientos y aptitudes’.
Potencia nuestro bienestar porque nos ayuda a trazar y a respetar límites establecidos en un estado de reflexión, donde prima el análisis y no determinados impulsos alimentados por unas circunstancias eventuales. Además, al gestionarnos de una forma asertiva, será más fácil conectar con el otro, a nivel personal y familiar.
3. Resiliencia, herramienta de los autocuidados para el psicólogo
La resiliencia es la capacidad con la que contamos de sobreponernos a los problemas. Para tender la mano a otros resulta útil, porque podemos compartir nuestra experiencia y el camino que nos resultó útil para lograrlo.
A los psicólogos clínicos nos sucede con frecuencia que un asunto de un paciente nos toca el alma; no se trata de algo de lo que nos debamos avergonzar, pero si hemos sabido sobrepasar nuestras adversidades, el toque será positivo, inclusive podría venir cargado de una esencia transformadora.
4. Asistir a psicoterapia
Esta es una buena práctica tanto para psicólogos clínicos como para aquellos que trabajan en otros ámbitos. Recordemos que a través de la psicoterapia podemos auto conocernos, solucionar problemas y sumar valor a nuestro trabajo. Una inversión que, realizada en los tiempos adecuados, puede ser muy rentable.
Además, va en sintonía con la resiliencia y la gestión emocional, esenciales para nuestra salud emocional. También, resulta beneficioso para nuestra salud física y social.
5. Atención a las redes de apoyo
La salud social es indispensable para nuestro bienestar. Por lo tanto, es una de las formas de autocuidado para el psicólogo en la que debemos hacer hincapié. Se trata de atender nuestra conexión con los demás, a nivel profesional, porque la empatía es una de nuestras habilidades básicas; y a nivel personal para contar con fuentes de apoyo.
Para potenciarlas, hace falta, cultivar las relaciones, sobre todo, cuando se trata de personas nutritivas. También, es importante poner límites, así los demás, no se pasarán con nosotros y estaremos mejor. Podemos hacerlo a nivel profesional, teniéndolo en cuenta como elemento terapéutico. Además, a nivel personal, para mostrarle a los demás, hasta dónde pueden llegar con nosotros.
6. Te cuido y me cuido
En línea con el punto anterior, el trabajo del psicólogo se asocia al cuidado del bienestar del otro. Un interés que a veces nos hace implicarnos más allá de lo que podemos asumir desde una forma de proceder responsable.
Además, en nuestra voluntad de ayuda, puede suceder que nos descuidemos por estar para el otro. Una entrega que a la larga va a terminar penalizando precisamente la calidad de la ayuda que podamos ofrecer.
7. Prácticas basadas en la consciencia
Sobre este aspecto, Nancy Morales nos ayuda a reflexionar con su tesis, recogiendo diferentes investigaciones que han evidenciado que los psicólogos llegan a desarrollar burnout si no realizan prácticas de autocuidado.
Ser conscientes de nuestras necesidades evitará que alcancemos ese momento en el que solo es necesaria una última gota para desbordar el vaso de nuestro autocontrol. Para potenciar la consciencia podemos realizar múltiples actividades; por ejemplo, la meditación, observar sin juzgar, desapegarnos de resultados, aceptar y dejar ir, escucharnos y conectarnos con el momento presente, entre otras.
8. Desconectar de nuestro trabajo
La desconexión implica darle a cada momento su espacio. Entender cuándo es mejor que nuestra atención quede liberada de nuestra voluntad consciente -por ejemplo, cuando queremos descansar- y cuándo es mejor que no -por ejemplo, cuando estamos en consulta con un paciente
También, es necesario que establezcamos una escala de prioridades en la que queden protegidos, al menos, los planos más importantes en los que se conjuga nuestro bienestar; es decir, el físico, el emocional, el social y el espiritual. Te mostramos algunas actividades que pueden ayudarte en este sentido:
- Realizar ejercicio físico.
- Reunirnos con nuestros seres queridos.
- Compartir con nuestra pareja.
- Comer de forma consciente.
- Darnos espacio para estar solos.
- Jugar.
- Realizar arte.
- Escuchar música.
- Meditar.
En suma, los psicólogos podemos auto cuidarnos de diferentes maneras. Lo importante es tenerlas presentes y acudir a ellas con frecuencia: serán una ayuda valiosa para enfrentarnos al desgaste derivado de la práctica profesional.
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