¿Qué es la terapia dialéctica conductual?
La terapia dialéctica conductual (TDC) de Marsha Linehan fue diseñada para abordar el trastorno límite de la personalidad (TLP) en adultos, aunque actualmente ha demostrado ser eficaz también para otras problemáticas de salud mental (y también se utiliza para ellas).
La gran cantidad de teorías y corrientes de pensamiento que han existido a lo largo de la historia de la psicología ha permitido que se hayan generado un elevado número de técnicas terapéuticas que permiten afrontar diferentes problemas y trastornos.
Una de las corrientes más predominantes en la actualidad es la cognitivo conductual, que a través de la modificación de conductas pretende alterar las pautas de pensamiento y comportamiento de los individuos con dificultades para hacerlas más adaptativas al medio y reducir su sufrimiento.
Entre las técnicas que permiten tal cosa, especialmente ante comportamientos autodestructivos y alteraciones severas de la personalidad, está la terapia dialéctica conductual.
La TDC se focaliza en ayudar a mejorar la inestabilidad afectiva extrema (desregulación emocional), que es una incapacidad para gestionar las emociones intensas.
Esta desregulación conduce a comportamientos impulsivos y autodestructivos muy típicos del TLP. En este artículo hablaremos de las características de esta terapia, sus objetivos (funciones), fases y efectos.
Bases teóricas de la terapia dialéctica conductual
Experimentar impulsos y emociones de manera intensa es algo que la mayor parte de la gente ha hecho en alguna ocasión.
Sin embargo, en algunos casos la vivencia de emociones exageradamente intensas puede llevar a conductas exageradamente impulsivas, incluyendo la autolesión y el intento de suicidio, derivadas de la falta de adecuación y la represión de la frustración sentida.
Con el fin de tratar estas problemáticas en numerosos pacientes, Marsha Linehan intentaría aplicar técnicas de modificación de conducta propias del paradigma cognitivo conductual.
Sin embargo, estas técnicas no surtirían el efecto esperable, sintiéndose los individuos tratados poco comprendidos, emocionalmente ignorados en sus sentimientos de vacío e incluso atacados ante el intento de cambiar su conducta sin más.
Linehan se daría cuenta de este hecho y de las sensaciones de los pacientes que eran atendidos, y como respuesta a ello terminaría por mezclar dichas técnicas de modificación de conducta con un enfoque más centrado en la dialéctica, que terminaría siendo el eje fundamental del tratamiento a aplicar.
Linehan crearía lo que hoy en día es conocido como la terapia dialéctica conductual o conductual dialéctica, especialmente dedicada al tratamiento de conductas autodestructivas y adictivas.
Características de la terapia dialéctica conductual
Se basa en técnicas de modificación de conducta propias del paradigma cognitivo conductual y en estrategias de mindfulness, entre otras.
Está muy enfocada al tratamiento de los síntomas de la impulsividad, la inestabilidad afectiva y los intentos de suicidas que se desprenden de los dos primeros.
Combina la terapia individual y grupal y, según Behavioral Tech (2017), está enfocada a capacitar a las personas a aprender y utilizar nuevas habilidades para desarrollar una vida que vale la pena vivir.
Objetivos y funciones de la terapia dialéctica conductual
Se trata de una técnica perteneciente a la tercera oleada o generación de terapias de conducta, de manera que no se centra tanto en eliminar la conducta o característica que produce dificultades sino en, además de ello, transformar la relación del paciente con ella y guiarle de forma que pueda aceptarla e ir viendo la realidad de un modo distinto al original.
El objetivo básico de la terapia dialéctica conductual es lograr que el paciente aprenda a gestionar correctamente sus emociones y conducta, de manera que sea capaz de controlar las conductas impulsivas causadas por alteraciones anímicas mientras que tanto el sujeto como el terapeuta que le atiende aceptan su vivencia de los hechos y lo que para él suponen.
Se busca pues un equilibrio entre estrategias de cambio conductual de autoaceptación.
Esta aceptación y validación de la propia experiencia aumenta por sí misma la capacidad de gestionar de manera más adaptativa las propias emociones, con lo que a su vez disminuye la impulsividad que en último término lleva a las conductas extremas.
Dentro de esta terapia resulta de gran importancia la figura del (o de los, ya que por lo general se emplea a un equipo de profesionales) terapeuta, siendo la relación terapéutica y aceptación por su parte de aquellos elementos que dificultan el cambio una constante imprescindible para el éxito.
Podemos hablar de cinco grandes objetivos o funciones de la terapia dialéctica conductual. Estas funciones son:
- Aumentar las capacidades personales, como la autorregulación emocional, el centrarse en el “aquí y ahora” o las habilidades interpersonales.
- Generalizar estas habilidades a otros contextos naturales (es decir, a la vida diaria).
- Mejorar la motivación y reducir las conductas disfuncionales.
- Potenciar y mantener las capacidades y motivación del terapeuta que de forma constante se ve retado por el desafío personal que representa una persona con un TLP.
- Estructurar el ambiente, de forma que lo que rodea al paciente contribuya a alcanzar sus objetivos terapéuticos y se convierta en un reforzador de conductas adaptativas.
Efectos de la terapia dialéctica conductual
Los efectos de la terapia dialéctica conductual han sido demostrados para trastornos como el trastorno límite de la personalidad, otros trastornos de personalidad, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias, trastornos de ansiedad y trastorno de estrés postraumático, entre otros.
Es una terapia que resulta eficaz a la hora de reducir conductas relacionadas con un pobre control de los impulsos (es decir, mejora la impulsividad) y también mejora la tolerancia al malestar y la gestión de las emociones intensas.
Así, sus efectos están muy orientados a reducir el malestar. También, a mejorar la autorregulación emocional y la estabilidad afectiva y a reducir las conductas auto lesivas o suicidas.
Las habilidades que trabaja la terapia dialéctica conductual
La terapia dialéctica conductual sigue utilizándose en la actualidad para diferentes trastornos, tanto en contextos hospitalarios como ambulatorios en el ámbito público y privado.
Es un tipo de terapia que trabaja cuatro tipos de habilidades: habilidades básicas de conciencia, de efectividad interpersonal, de regulación de las emociones y de tolerancia al malestar.
Todas estas habilidades resultan muy beneficiosas de potenciar en el TLP y también en otros trastornos psicológicos.
A través de ella, se trabaja en formato individual y grupal, y los pacientes disponen de ejercicios y actividades muy prácticas, ofrecidas por el terapeuta, y también de módulos de psicoeducación para entender y manejar mejor su trastorno y su malestar.
Componentes básicos de la terapia dialéctica conductual
En la terapia dialéctica conductual se emplea una gran cantidad de modalidades de tratamiento, trabajando de diferentes maneras dos aspectos básicos que este tipo de tratamiento intenta solucionar.
El primero de dichos aspectos se basa principalmente en el hecho de provocar en el paciente ganas de continuar adelante y motivarle para seguir el tratamiento, a través de focalizar su atención en los motivos para mejorar y ayudarle a concretar objetivos vitales a perseguir y por los que merece la pena vivir.
El segundo componente se basa en la formación, entrenando al paciente en habilidades específicas de cara a que sea más capaz de aceptarse y gestionarse de una manera más adaptativa. Este entrenamiento se basa en cuatro módulos principales.
Entre dichos módulos encontramos un entrenamiento en aumentar la tolerancia al malestar de cara a combatir la tendencia a realizar conductas impulsivas, otro en generar habilidades de autoconciencia a través de técnicas como el Mindfulness para tratar las sensaciones de vacío y las distintas alteraciones cognitivo emocionales, un módulo dedicado a trabajar la regulación emocional y por último un módulo en el que se trabajan las habilidades sociales e interpersonales haciendo las relaciones de estas personas menos caóticas, más estables y duraderas.
Se emplea la psicoterapia a nivel individual para tratar de dar con una solución a los problemas experimentados por el paciente, mientras que se hace uso de la terapia grupal a la hora de formar al cliente en diferentes habilidades necesarias para la mejora de su autoaceptación.
Ante problemas concretos de la vida cotidiana, es posible establecer contacto telefónico con el terapeuta de cara a que sea posible aplicar a la vida cotidiana las situaciones trabajadas en consulta.
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