¿Cómo saber si la Terapia está funcionando?
Una terapia psicológica es un proceso que debería tener comienzo, desarrollo y fin. Si bien es imposible determinar con exactitud cuánto durará, lo lógico es que haya una manera de saber cuán cerca estamos del final.
Por este motivo, en terapia conductual funcionamos mediante objetivos y registros (entre otras cosas). Utilicemos una metáfora: cuando alguien va a cocinar se plantea un objetivo (hacer este plato o este otro) y va registrando lo cerca que está de cumplir el objetivo (si ha hervido el agua, si ha cortado las zanahorias, si ha añadido especial).
Cuanto más de estos “hitos” ha cumplido más cerca está de cumplir el objetivo y, con ello, dejar de cocinar. Pues, salvando las distancias, una terapia psicológica es igual. Junto al cliente, se plantean en las primeras sesiones unos objetivos generales que se pretenden cumplir.
Para ello se marcan (de manera explícita si es necesario) los “hitos” que nos informarán de si estamos avanzando en la dirección correcta. Por ejemplo, si alguien tiene problemas a la hora de hablar en público un hito podría ser el que aparezca con menor frecuencia pensamientos catastrofistas.
Una persona que quisiera aprender a expresar sus sentimientos tendría que aumentar la frecuencia de veces que dice unas expresiones determinadas. A alguien con bajo estado de ánimo probablemente le pautaríamos un aumento de actividad, desde lo más asequible a lo más complejo.
Aspectos en los que debe ayudar la Terapia psicológica
- Un proceso terapéutico debe ayudar a ver con más claridad el momento por el que está atravesando el paciente.
- Es una oportunidad para que el paciente reciba atención con plena comprensión y sin prejuicios; poniendo especial énfasis a lo que es importante para él.
- Facilitar el proceso de autoconocimiento y comprensión de las emociones del paciente.
- Ayudará a fortalecer la autoestima, seguridad y autoconfianza.
- La terapia eleva tanto la asertividad como el potencial para solucionar de mejor manera las cosas que se pueden presentar en el futuro.
Progresar en Terapia lleva tiempo
Cuando las personas son nuevas en terapia, pueden sentir como si se movieran por un territorio inexplorado.
Tal vez están empezando a utilizar adecuadamente sus emociones por primera vez o se encuentran compartiendo cosas que nunca antes tuvimos el valor de expresar.
O quizás están empezando a entenderse mejor a ellos mismos y a arrojar luz sobre los patrones repetidos y de dónde provienen.
Ir dándonos cuenta de avances como estos pueden ser un gran alivio, pero ¿es esto suficiente para señalar que la terapia está funcionando? El crecimiento es también raramente lineal.
Esto significa que en una sesión podemos sentir que estamos haciendo progresos, sólo para ir a la siguiente y sentir que estamos de nuevo en el punto de partida.
Por supuesto, no lo estamos, pero el cambio es un proceso y a veces es necesario retroceder dos pasos para poder avanzar con más fuerza de nuevo.
Señales de que la Terapia está funcionando
Empiezas a sentirte mejor
Puede parecer obvio, pero este es uno de los indicadores más importantes de que la terapia está funcionando. Los resultados no ocurren de la noche a la mañana, pero en el transcurso de las sesiones deberías empezar a sentir gradualmente algún tipo de alivio.
De hecho, la mayoría de las personas descubren que la terapia rápidamente elimina los síntomas. Si no estás seguro, intenta llevar un diario y apunta tus estados de ánimo durante el transcurso de las sesiones. A veces, la mejora se produce lentamente, lo que puede hacer que sea más difícil de notar.
Una vez más, vale la pena señalar que algunas sesiones, inevitablemente, provocarán emociones difíciles que no te harán sentir tan bien en ese momento, pero que en última instancia nos llevan por el camino de la mejoría.
Así que no te preocupes si te encuentras atravesando subidas y bajadas, todo es parte del proceso.
Sientes que tu terapeuta te entiende
La terapia tiene la mejor oportunidad de funcionar si tanto tú como tu terapeuta están de acuerdo en lo que queréis lograr. El control en varios puntos del camino ayuda a mantener las cosas en el camino correcto.
También puede haber momentos en los que sientes que estás explorando cosas que no tienen una relevancia inmediata para tus problemas actuales.
Es importante tener fe en el terapeuta en estos momentos, ya que generalmente habrá una razón para ello. A veces, algo que consideramos irrelevante puede tener más importancia de la que pensábamos.
Esa es una de las ventajas de tener un punto de vista objetivo.
No temes tus sesiones
Abrirse a un extraño puede parecer raro al principio, pero con el tiempo y a medida que la relación con tu terapeuta se desarrolla, esto debería empezar a ser más fácil.
Puede que incluso descubras que empiezas a esperar con impaciencia tus sesiones. Después de todo, es un tiempo dedicado cada semana para que hables de ti, y un espacio donde puedes ser completamente tú mismo, con todos tus defectos.
Sientes como si te hubieran quitado la venda de los ojos
A medida que comienzas a construir la conciencia de ti mismo, puedes encontrarte con momentos donde las cosas de repente empiezan a tener más sentido.
Si te encuentras notando patrones emocionales o de comportamiento cuando suceden, o incluso poco después, es muy buena señal de que la terapia está funcionando. Cuando mejoramos al ser conscientes de algo, tenemos el poder de la próxima vez que suceda poder cambiarlo.
Te cuidas más
Si la terapia funciona, deberías empezar a sentir que te estás quitando un peso de encima. Esto no significa que todos tus problemas vayan a desaparecer mágicamente, pero deberías empezar a sentirte más esperanzado y optimista.
Y normalmente esto se correlaciona con el deseo de cuidar mejor de nosotros mismos. Ya sea que se trate de baños largos, de pasar tiempo con los amigos, de comer mejor o de sentirte más alegre en general, deberías descubrir que el autocuidado se convierte en una prioridad a medida que dejas de buscar la validación externa.
Tal vez las cosas empeoren un poco.
Esto puede parecer contrario a la intuición, pero revisar los patrones negativos requiere paciencia. Algunas personas descubren que están progresando sólo para que los viejos patrones resurjan durante el curso de la terapia.
Marcar objetivos durante las primeras sesiones de Terapia
Marcar unos objetivos durante las primeras sesiones resulta de gran utilidad para medir el avance de la terapia.
Todo ello, además, es registrable. El cliente puede apuntar cuántas veces piensa en una u otra cosa, o cuántas veces ha salido de casa (y quizá también el tiempo que ha estado fuera), o cuántas veces ha dicho “me caes genial” por semana.
De hecho, antes de plantear la intervención habrá habido una medida de la línea base de comportamiento; o sea, le habremos pedido al cliente que registre esas cosas para poder comparar con lo que ocurra durante la intervención.
Si, antes de empezar la fase de tratamiento, la frecuencia de pensamientos catastrofistas era de 5 episodios por semana, sabremos que vamos por buen camino si en el último mes ha habido un total de 4. Y, con ello, sabremos si es momento de ir acabando la terapia.
Todo esto es más robusto aún si ha habido, por parte del terapeuta, una explicación de cómo se adquirió el problema por el que se acude y qué lo mantiene a día de hoy.
A veces es casi imposible saber cómo se generó un problema, porque la información es escasa o está demasiado fragmentada; pero para saber por qué se mantiene a día de hoy es imprescindible que haya una buena evaluación, ya que la información está ahí y debería ser accesible.
Para ayudar a medir los avances, lo más habitual es utilizar registros de conducta.
¿Está funcionando la Terapia?
Respondiendo a la pregunta, es fácil si hay lo siguiente:
- Objetivos de intervención.
- Registro de comportamientos.
- Razonamiento por parte del psicólogo/a sobre cómo se ha adquirido el problema (cuando sea posible) y qué lo está manteniendo en la actualidad.
Por supuesto, además de lo anterior es relevante que haya una sensación subjetiva de mejoría.
Esto a veces es un problema, especialmente con personas que tienen un auto concepto negativo de sí mismas (baja autoestima); aunque haya avances objetivos, la persona “se ve incapaz de percibirlos” y será una cuestión importantísima que solucionar.
De poco sirve ayudar a una persona si, al final, no se siente mejor.
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