La terapia EMDR y el mindfulness
Hoy vamos a hablar de la efectividad de la terapia EMDR y el mindfulness. Dos intervenciones terapéuticas que se están utilizando conjuntamente y parece que funcionan bien juntas. La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimiento de ojos (EMDR en inglés) es una práctica clínica que comenzó como un tratamiento para traumas cuyo objetivo era reducir síntomas como la hipervigilancia y los recuerdos intrusivos. Se comenzó a aplicar en los soldados que regresaban de la guerra de Vietnam y en mujeres que habían sido violentadas sexualmente.
La terapia EMDR está basada en el modelo de procesamiento de información adaptativo (AIP). Este principio sostiene que nuestra mente tiene una capacidad innata para procesar cualquier cosa que nos suceda y lo hace de forma saludable. El problema surge cuando una experiencia traumática no se procesa de forma efectiva. En estos casos, las percepciones se almacenan tal y como se codificaron inicialmente y además acompañadas de pensamientos, sensaciones e imágenes distorsionadas.
En la actualidad, es utilizado por innumerables médicos. Esta técnica intenta ir más allá del mero alivio de los síntomas del trauma y se enfoca en evocar los afectos positivos y crear cambios profundos en las creencias fundamentales. El objetivo final es que cambien también las conductas asociadas.
De esta manera, la EMDR trata el trauma como un trastorno de procesamiento de la información. Lo hace bajo el principio de que la mente tiene capacidad de curarse a sí misma si no encuentra algo que la bloquee.
Cómo funciona la terapia EMDR y el mindfulness
En la terapia EMDR, los recuerdos que se han almacenado disfuncionalmente (aislados, sin forma y atascados en su forma original en el sistema límbico) pasan a ser procesados en el neocórtex en forma de memoria semántica. El formato semántico que damos a estos recuerdos ayuda a ser digeridos emocionalmente y a existir en las redes de memoria con una narrativa personal coherente.
La EMDR, además, alivia el sistema nervioso simpático reactivo, asociado con las experiencias traumáticas y reduce considerablemente la activación fisiológica.
Esto es lo que conecta la terapia EMDR y el mindfulness. El Dr. Laurel Parnell, una reconocida terapeuta de EMDR, fijó su interés en la atención plena en 1972. Especialmente en la analogía de observar la propia mente como un laboratorio y descubrir de esta manera las propias verdades.
Parnell, completó su terapia EMDR con mindfulness tras realizar varios retiros de entrenamiento en atención plena con pioneros de la talla de Jack Kornfield y Joseph Goldstein.
Muchos monjes tibetanos usan también la visualización y el poder de las imágenes para cultivar cualidades tan importantes como la compasión, el poder y la sabiduría. La atención plena forma parte del entrenamiento en yoga, una tradición que enfatiza la percepción corporal en un nivel muy profundo. La atención plena nos ayuda a experimentar la información en lugar de juzgarla.
Enfocados en el presente
Ambas técnicas, tanto el EMDR como el mindfulness están enfocados en el presente. Es por esto que ayudan a sentir lo que se está experimentando y a ver los sucesos traumáticos o la depresión como eventos transitorios de la consciencia.
Este tándem está orientado a desatar los nudos de los traumas atrapados o excesivamente despiertos bajo un estado de hipervigilancia. En definitiva, ayudan a lograr una resolución adaptativa de los recuerdos estresantes.